miércoles, 14 de agosto de 2013

Javier, de Buenos Aires


Entre las tantas vueltas y revueltas que la hermosa industria editorial ha tenido en los últimos años, el crowdfunding ha aparecido como una solución casi mágica para los músicos: es una de las más originales maneras de solventar un proyecto evitando las grandes compañías. Para que entienda claramente el que no habla inglés, cuando hablamos de crowdfunding nos referimos a la financiación colectiva.

¿Cómo funciona esto? Así: el artista presenta su proyecto y la gente, su público, colabora monetariamente para que pueda salir a las calles la obra que se desea publicar. El aportante se hace automáticamente acreedor del producto ofrecido y, además, de algunos beneficios extra por colaborar (en la mayoría de los casos). El artista, en tanto, logra el cometido de editar su material sin intermediarios; más conocidos como esa gente horrible que viene a sacarle el dinero y adueñarse de sus derechos de autor, sí... Esa gente que sigue existiendo porque muchos músicos les dan el OK.

En Argentina, el crowdfunding terminó por consolidarse en el último año -diría por pura intuición, inventando estadísticas- pero hace tiempo que diversos músicos -también escritores y cineastas- se hacen de los servicios de sitios dedicados al tema (el más conocido es Idea.Me) para poder solventar sus producciones. En la música tenemos varios ejemplos recientes: Pablo Dacal con su bello disco de voz y guitarras El corazón en el lugar, Simon Fuga con su DVD de insólito nombre -Gordo paradoja del agite- y el dúo Flopa-Minimal con La piedra en el aire. Pero Panza, uno de los secretos ocultos del rock argentino de los últimos 15 años, se lleva todos los premios: logró editar con este método un disco triple, La madre de todos los picantes y el DVD doble + CD Big bang.

En fin, vamos a lo que nos convoca. Con sorpresa me enteré hace horas que le llegó el turno de crowdfundear a un histórico del rock argentino: el maestro Javier Martínez, cófrade de La Cueva, cantor, baterista y compositor de una de las bandas más importantes de la historia del rock en español o, mejor dicho, en argentino: Manal.
Mi sorpresa se acrecentó aún más al ingresar a la ficha del proyecto en cuestión: no es un álbum de nuevas canciones -algo que viene prometiendo hace años y aún esperamos- sino un libro de memorias titulado necesaria, megalómana y (por ende) porteñamente, Yo soy Buenos Aires.

A través de conversaciones con el periodista y director de cine Fabio Scaturchio, Javier -prometen en la página-  “relata el comienzo de su carrera, que es el comienzo del rock argentino. Desde la Cueva, el Di Tella, sus amigos como Tanguito, Miguel Abuelo, Pappo, Moris, Litto Nebbia. La intimidad de las grabaciones fundacionales del rock argentino con Manal, los conciertos en la década del ´60. Relatos fundamentales para entender este movimiento que está a punto de cumplir 50 años y del que Javier es parte muy importante”.

Por supuesto, desde acá bancamos la edición del libro. ¿Por qué? La operación es simple: de los grandes nombres del primer rock argentino, sólo de Manal y de Vox Dei -casualidad o no, el ala pesada- es difícil encontrar bibliografía. Spinetta hizo algo similar a lo que hará Martínez: en los ’80 le contó detalles de su carrera a Eduardo Berti, a través de Crónica e iluminaciones; en los 2000 charló con Juan Carlos Diez y vio la luz Martropía. Litto Nebbia, otro precursor, se embarcó en lo suyo con Una mirada; Miguel Cantilo hizo otro tanto y reflexionó acerca de la escena con ¡Qué circo!, y también cuentan con sus respectivas biografías García, Pappo y Tango.

¿Manal dónde está? No, no hay. Por eso hoy saludamos a otro músico con ganas de recordar su pasado y los invitamos a participar: acá tienen más data. Apúrense, no hay tiempo de más.