viernes, 30 de marzo de 2012

Cinco años en el aire

¿Cómo se hace para explicar que un simple blog puede transformarse en el medio para conocer tantísima gente interesante, entre ellos, gente que admirás profundamente y nunca imaginabas que podías tener cara a cara?
¿Cómo se hace para contabilizar la cantidad de cosas que cambiaron desde que esto comenzó?
¿Cómo se hace para explicar todo lo que me sirvió y ayudó el intercambio con los visitantes, la buena onda de ustedes, el intercambio de conocimientos (y desconocimientos también, je)?
¿Cómo se hace para explicar que esto comenzó cinco años atrás y sin embargo no me cansa (es una de las pocas cosas que hice por éste tiempo sin ser obligado por nadie)?
¿Cómo se hace para agradecer a todos los muchos que visitan este humilde espacio?

No lo sé muy bien.
Pero igual, gracias a todos ustedes, amigos virtuales y reales, músicos y público (los que comentan y los que prefieren el silencio) por estos 5 años de La música es del aire. Sin nadie del otro lado, no hubiera sido posible.

martes, 20 de marzo de 2012

Devotos de Howard: ¡volvió Magazine!

En el rock and roll, bien podría decirse en la música (y siendo más amplios aún, en el vasto mundo del arte) suele darse una lógica de la no lógica (?) en la cual un artista X tiene la suerte de ser terriblemente exitoso, mientras que otro colega con cualidades similares -y en reiteradas ocasiones, incluso más competente- sufre el descrédito de la ignorancia popular. A aquellos artistas admirados por sus cófrades y por un público selecto mas no por la gran masa, se los suele reconocer y agrupar como “artistas de culto”.
El éxito y el fracaso suelen darse por diversas razones y, sabemos, hay grupos (y gentes) nacidos para ganar y otros decididamente losers: a veces suma el hype, a veces te juega en contra; podés hacerlo todo para progresar mientras que otro hace la mitad y la pega con una canción… y así podríamos continuar nuestro camino hacia el infinito de la nada misma.
Pero vamos a quedarnos con un caso puntual: Howard Devoto, ícono de la cultura punk. Bien puede afirmarse que el querido Howard... es un artistazo de culto.

Integrante de los primigenios Buzzcocks, se fue del grupo sin sentir en carne propia el éxito de su álbum debut (editado en pleno auge punk, Another music in a different kitchen llegó al puesto 15 en los charts del Reino Unido y, claro, no contaba con su presencia). Devoto decidió hacer la suya y formó Magazine, un grupo que no llegó a durar siquiera un lustro pero dejó cuatro discos que contienen los sonidos más logrados del post-punk, en especial en lo que refiere al nivel de las composiciones y el ensamble instrumental, prolijamente frío y denso.

En fin, Devoto decidió irse del grupo que él mismo había fundado y antes de la salida del último disco (Magic, murder and the weather) de la que fuera la primera etapa de Magazine, se rajó para hacer la suya. Por supuesto, fracasó como solista y con Luxuria, el proyecto que lo tuvo como cara visible entre finales de los '80 y comienzos de los '90.
Ni siquiera logró acaparar demasiada atención la conformación de un dúo con su ex compañero Pete Shelley en los comienzos de la década 00, pero...

Pero, más de treinta años después, la música le da revancha: Devoto reunió a Magazine en 2008, giró tocando aquél viejo álbum debut Real life y el público acusó recibo agotando las localidades. A fines de 2011, entonces, Magazine retornó al disco con No thyself, otra áspera y delicada representación de la oscuridad, con la voz fantasmagórica del cantor como eje y los teclados como textura predominante: Magazine es el grupo punk que más y mejor utilizó las teclas, que comparten protagonismo con las guitarras y a veces destacan incluso por sobre ellas (¡herejes!).

En fin, quería recordarlos por si alguno de ustedes todavía no se avivó: pueden ser devotos de alguien sin que les falle, y aquí se los presento si no lo conocían (están perdonados). A los que no estaban enterados de la vuelta, ya saben... No thyself es un gran disco.
Disfrútenlo.

martes, 6 de marzo de 2012

Flopa, Minimal, las buenas ideas y las nuevas formas

Queridos amigos presidentes de compañías discográficas, dueños de las productoras y del mercado, lo que ustedes llaman “la industria de la música”: ya no los necesitamos. Les agradecemos los servicios prestados, pero ya somos muchos los que, hace años, prescindimos de ustedes, los primeros piratas de una cadena cuasi prostituyente que se encarga de robarle su dinero y su catálogo a los músicos y, aplicando una lógica cínica y macabra, nos trata de piratas a nosotros, los propios consumidores de la música que les da sus casas lujosas y sus manjares diarios.
Todo este párrafo primero lo podemos decir muchos de los oyentes apasionados de música, los que hace años sentimos que, de veras, esa gente nunca supo reformularse –no le interesa- y llora porque la vaca ya no da más leche. Ellos lo lograron y ellos, los mismísimos dueños de la industria, son los que auguran el final del disco (CD) como formato, los que por un lado lloran para ver si queda algo por raspar de ese tarro, mientras apoyan leyes insólitas y lagrimean mentiras tratando de convencer a algún usuariao; a su vez que -con la anuencia de muchos músicos, lamentablemente- se inmiscuyen en nuevos negocios para salvar la ropa: ahora que no venden discos les gerencian los shows a los muchachos de la guitarrita.
Ellos, los que auguran el final de la era del disco, sabemos, lo hacen sólo porque no les da más (tanta) ganancia y sí, probablemente, en algún momento dejarán de fabricarlos (tal vez sea una eterna falsa alarma). Lo que simulan ignorar es que millones de músicos –o cientos, o miles, o cientos de miles, como quieran- del mundo entero hace años que los desecharon como puente para llegar a vivir de lo que aman: tocar, girar y editar discos.
Sí, editar discos, mis queridos amigos del primer párrafo.

Es aquí donde llegamos a esos montones de grupos que realizan su tarea de manera independiente, o asociados a los tantos sellos independientes, muchas veces gestionados por otros músicos -sino, por gente que de veras ama lo que hace y no estafa a alguien que merece ganar lo justo por lo trabajado- que pululan en la Argentina y los demás países de nuestro querido universo (?).
Y aquí es donde nos ocuparemos de los protagonistas de esta nota, Ariel Minimal y Florencia Lestani, abonados a ser mencionados en este blog (a quien no le guste: jódase) por mérito y canciones propias. Batalladores del under porteño hace añares, fichados en la label creada por el propio Minimal -Azione Artigianale, el sello que edita los discos de Pez y varios grupos más-, decidieron llevar a cabo un novedoso método de financiamiento colectivo conocido como crowd funding (similar al aplicado por Panza para la edición de su último disco triple, La madre de todos los picantes) para que su álbum La piedra en el aire, de edición próxima, vea la luz: que su propio público, la gente que los va a ver y los escucha, aporte el dinero para que el proyecto vea la luz.

Sacaron el cálculo, simple: hacer un disco (grabarlo, fabricarlo, pagarle a toda la gente que colabora para su realización) sale 10 mil pesos. Con 100 personas que aporten 100 pesos, el disco sale. Tiraron la idea en las redes sociales, dejaron de señuelo su página oficial -con un texto explicativo para informarse más al respecto- y todo funcionó en cuestión de días: la gente reaccionó, encantada con la propuesta de entregarle en mano el dinero a los músicos y recibir el disco no bien esté listo, sin intermediarios; con el agregado de un show exclusivo en el que se presentarían las 13 canciones del álbum a los cien “productores del corazón” (así bautizaron los músicos al público bancador).
Flopa y Minimal juntaron el dinero el mismo día del show vaquero, que tuvo carácter cuasi clandestino en el centro más centro de la Capital Federal, con el público y los músicos rebosantes de alegría por haber llevado a cabo algo tan simple como confiar en el otro y saber que, como ellos mismos dicen, así se trabaja. Un ambiente relajado, (mucho, muchísimo) calor de subsuelo, los 13 temas que integrarán La piedra en el aire más otros de sus carreras paralelas (de los discos solistas de Flopa, de Pez) y una versión bella, divertida (con Lestani imitando muy bien a Bob Marley), sorprendente y casi improvisada de Redemption song. Todo entre chistes, risas y un ambiente descontracturado, donde se notaba la felicidad del dúo por la respuesta del público que, además, superó el número inicial de 100 personas. Nadie se hubiera quejado de que les quede un mango de ganancia a los músicos, quienes se encargaron de aclarar y avisar que, de todas maneras, el dinero sobrante será usado para reeditar discos de ambos que se encuentran agotados (Emoción homicida de Flopa y alguno de los dos de Minimal como solista).

Una verdadera lección de lo que se viene. Amén.


(Las fotos nos llegan por cortesía del amigo Gonzza Iglesias).

viernes, 2 de marzo de 2012

Una sola cosa

Como no me puedo sacar de la cabeza a Spinetta, la sigo con él (prometo retomar pronto el ritmo que el blog tenía antes de que esto sucediera). Pero en esta vuelta vamos a ser breves y a hacernos una pequeña pregunta: siendo Spinetta un tipo que le cantaba tanto a la vida, ¿era el gris el color indicado para la portada de la Rolling Stone edición argentina?

Una pregunta de hinchapelotas, nomás. De todas maneras, la foto es bellísima.