viernes, 28 de octubre de 2011

Charlas con músicos: hoy, Manza Esaín (Valle de Muñecas)

Otro enorme gusto de esos que nos damos cuando podemos en La música es del aire.
Esta juntada con Mariano Manza Esaín merece un breve prólogo porque comenzó a gestarse hace casi dos años: para fines de 2009 tuve la idea de juntarme con los tres componentes de Flopa Manza Minimal –cuando todavía no se habían reunido para hacer algunos shows, lo que sucedió en 2010- con el fin de armar algo en este espacio. Y aunque aquella reunión no prosperó, el contacto con el cantante de Valle de Muñecas se sostuvo en el tiempo. Siempre por la lejanía del mail.
La mencionada reunión del trío el año pasado, demoró la salida del disco que iba a ser la (nueva) excusa del encuentro de LMEDA con Manza: el reciente y reluciente La autopista corre del océano hasta el amanecer (además de un gran disco, que pueden escuchar aquí, es el mejor título de algo que recuerde en años). Pero el hombre siempre contestó a mis exigencias y después de más o menos cien correos electrónicos (exageremos un poco), pudimos juntarnos a charlar.
Mariano me recibió en su casa y estuvimos dos horas hablando de su música y de la de otros, del oficio de productor, de la mediocridad de lo cotidiano y las maneras de evitarlo... También hablamos de libros y de fútbol (compartimos el mismo sufrimiento), pero eso no sale aquí porque no se grabó. Sin más, los dejo con la primera de las tres partes en que decidí separar lo acontecido en esta charla divertidísima, gracias al buen humor de Esaín y su predisposición para contar con lujo de detalles todo lo consultado (por todo eso le estoy muy agradecido). Que lo disfruten.

LA AUTOPISTA CORRE DEL OCÉANO HASTA EL AMANECER: SONIDO, INFLUENCIAS, LETRAS

Empecemos por el disco. ¿Qué fue lo que demoró la salida? ¿Temas de guita, tus trabajos como productor, la reunión del trío?
No, no hubo temas de guita. Fue un poco de todo: un poco de obsesividad y de estar buscando algo en particular que logramos recién cuando terminamos. Otro poco fue el hecho de haber tenido un cambio de guitarrista en el medio, que fue a mediados de 2008 o por ahí: ya habíamos empezado con la idea del disco pero tuvimos que volver un poco atrás, como para que el sonido de la banda se vuelva a afianzar tocando los temas que veníamos tocando. Y hubo que modificar algunas cosas en la banda para que volviera a cerrar el sonido.
Cuando entra alguien nuevo, quizás el impulso es tocar lo que tocaba el anterior y recién después el nuevo se empieza a soltar y a tocar más lo de él. Y eso le hace un lavado de cara a la banda, por lo menos a una banda como la nuestra, que somos cuatro. Porque si es una banda que son siete, que cambie uno no cambia tanto.
Y después también el hecho de estar trabajando todo el tiempo con otras bandas, al ser yo el que se ocupa de la grabación y la mezcla, nos sacaba bastante tiempo... y los chicos me tenían que esperar.

Quizás, el tipo de música que hacen los llevaba a la necesidad de tocar en vivo para afianzar el sonido de las canciones. ¿Éste disco lo grabaron en vivo, o eso cambió?
Nosotros grabamos todos los discos en vivo y éste fue algo así como una experiencia al revés del camino de siempre: empezamos grabando los temas. Cuando empezamos a grabar, algunas canciones no las habíamos tocado en la sala nunca. Nos juntamos Luciano [Esaín, hermano de Manza, baterista de Valle de Muñecas, Acorazado Potemkin y varios etcéteras] y yo en el estudio, algunos momentos con Mariano; pero básicamente grabamos batería y guitarra: acordábamos las canciones y las grabábamos.
Y bueno, quedaron muchas de esas sesiones y otras cosas hubo que grabarlas de nuevo. Pero como hacíamos un proceso de grabar estas cosas, probar los arreglos en la sala, volver al estudio y cambiar algunos detalles, era todo el tiempo un ida y vuelta entre la sala y el estudio que estaba bueno.
Todo esto fue buscando un resultado diferente. Cuando uno graba en vivo es un poco esclavo de que conoce el sonido de la banda y se queda con eso que suena en la sala de ensayo. Como productor lo veo todo el tiempo en otras bandas, uno llega de afuera, escucha las canciones y piensa “acá esto podría ser así, esto así…”. Y grabando todo el tiempo está pensando en lo que escucha diariamente en la sala... y pensás que la canción es así y tiene que ser así y a veces está buenísimo eso. Pero otras no te deja ver que hay una vuelta de tuerca más para darle y llegar a otro lugar.

Sirvió el proceso entonces.
Sí, porque la idea era escapar de lo que era costumbre en nosotros, por eso buscamos otro método y creo que resultó.

Si bien leí que te gusta el sonido de sala...
Sí, me gustan los discos hechos en vivo, tienen algo, sacan una performance de la banda que es completamente colectiva, ¿no? Los discos que están grabados de otra manera son mucho más racionales y se llega a otro resultado, a veces hay lugares en el medio en los que se logra algo que está buenísimo. Igual me gustan las dos cosas porque en el disco que se graba por capas también hay momentos de experimentación, de probar cosas e ir tanteando que lleva a lugares que uno no había imaginado antes. Son dos mundos distintos y está buena la complementación.

¿Y cómo ves este disco al lado de los anteriores? Lo noto más punk y a la vez más cancionero, redondo, como que hay cierta vuelta a Menos que cero en algún sentido.
(Se ríe muy fuerte).

¡Espero que no lo tomés a mal, es un elogio!
¡No! No me lo tomo mal porque fue algo buscado, no la idea de volver a Menos que cero pero sí compositivamente; el disco se vislumbraba más punk... Cuando empezamos a grabar había diecisiete o dieciocho canciones... ¡y las canciones más punk quedaron afuera del disco, todas! (Risas). Entonces yo suponía que esa era la idea pero quizás se había perdido un poco y que vos vengas y me lo digas me hace pensar que algo quedó, el espíritu que tenía originalmente el disco está ahí. Había algunas cosas que tenían que ver con el punk y el post-punk...

¿Post-punk también?
Yo soy muy fan de esas cosas y creo que una de las cosas donde se refleja en el disco es en ese paso que tienen la batería y el bajo respecto a Días de suerte, que es como una pared gigante de guitarras con la base más atrás. En La autopista..., la base está al frente y creo que tiene que ver con la manera en que toca el bajo Mariano, que viene de ese lado punk y post-punk, ese sonido tank-tank (imita el sonido de un bajo). Creo que logramos llegar a donde nos habíamos planteado en un principio.

Y a la vez hay estribillos súper redondos, creo que Cosas que nunca te digo es el único tema sin estribillo. ¿Eso también fue buscado o salió así?
No sé si fue buscado. No es que uno busca el estribillo, el gancho... pero escucha un montón de música y en cada momento de la vida -o de la carrera, si querés- selecciona, no sé si conscientemente, cuáles son las influencias de todo ese espectro amplio. Yo te puedo decir que soy fanático de Charlie Parker y vos me vas a decir “pero en tu música no escucho Charlie Parker”. Y bueno, está bien. En Días de suerte hay un montón de influencias de una música un poco más densa y más cuelgues de guitarras y cosas así, y en este disco no hay casi nada de eso.

¿Y qué estuviste escuchando durante el armado del disco que quizá pueda haberte influenciado?
Es más inconsciente. Cuando salió Folk todo el mundo decía “Neil Young, Flying Burrito Brothers, Violent Femmes...” y en realidad yo sigo escuchando esas cosas y también cosas que no había dejado de escuchar en ese momento, como Joy Division, Wire o bandas de punk que me encantan. También bandas más actuales, desde Arctic Monkeys a Babyshambles, M. Ward o Wilco... son todas bandas que están.

Casi siempre con guitarras al frente.
Sí, igual puedo escuchar un montón de cosas que no tienen guitarras, o donde las guitarras no son tan importantes. Escucho un montón de música.

Para las letras, ¿te influencian las lecturas? ¿Sos de leer mucho? Por los nombres de tus bandas imagino que sí.
Sí, leo. Tengo épocas en las que leo mucho y otras en las que leo menos. Me gustaría leer bastante más de lo que lo hago pero la música se adueña de mi tiempo.

Muchas de tus letras hacen referencias al costado patético de la noche, la soledad de cuando termina la joda... Esa temática, ¿la usás para retratar las miserias de la vida en general o se da por lo que ves como músico, que quizás podés vivir más de noche?
Es inevitable hablar de lo que uno vive, yo no sé si me lo planteo a propósito, “voy a hacer una canción que hable de esto”. Por ahí a veces tenés una frase o un inicio de letra que va para ese lado.

¿Te das cuenta de lo que te marco?
Sí, sé que hay canciones como Autosuficiente, Fin de fiesta o Sábados que hablan de eso, creo que son las tres más obvias, no me viene a la cabeza otra. Pero sí, sé que tengo temáticas a las que vuelvo.

Son algo así como una marca tuya.
No las inventé yo, ¿no? Pero quizá tengo maneras de abordarlas.

¿Y encontrás otra marca así?
No sé... musicalmente sé que tengo una manera de hacer las melodías, que tampoco creo que la haya inventado yo pero que finalmente termina siendo una mezcla de un montón de cosas que escuché y de bandas que toqué. Y se termina formando una personalidad. No te diría que hice éste tipo de armonía o éste tipo de ritmo, porque musicalmente el rock -si lo analizás desde el punto de vista de la música académica- es extremadamente simple. Y letrísticamente lo mismo: sé que mis letras tienen un sello, no soy tampoco un artista de vanguardia o que esté cambiando radicalmente las cosas, pero tienen una personalidad propia.
Tiene que ver con los músicos y los letristas que a mí me gustan, que también me parece gente que no es extremadamente radical pero sí tiene una personalidad definida y podés reconocerlos ni bien los escuchás. Eso me parece que es importante.


EL ARTE DE PRODUCIR (I)

Tuvieron una época en la que casi no tocaron, le dabas mucho tiempo a la producción...
Nunca llegó a ser tan así, no llegamos a eso...

¿Qué te gusta más, producir o tocar?
Me gustan las dos cosas. Lo que se da con los shows es que cuando no encontrás el lugar en el que te gustaría tocar se produce un desgaste, de saber que no estás tocando en las condiciones ideales. Y uno dice “bueno, listo”. Tratamos de buscar el mejor lugar pero a la vez hacer una cantidad de fechas mínimas, como para no dejar de tocar. En un momento estábamos tocando en algunos lugares que están muy bien para hacer ciertas cosas, pero nosotros sonamos muy fuerte y ya no eran lugares donde la banda luzca en formato eléctrico.
Y quizá hacíamos acústicos... los acústicos están bien pero ya no queremos hacer 50 y 50 del show. En este momento, después de haber sacado un disco así, somos una banda eléctrica que cada tanto se da el gusto de hacer algunos shows acústicos. Seguramente hagamos algún show acústico antes de fin de año: te da la posibilidad de mostrar las canciones de otra manera, es un formato en el que la gente le presta mucho más atención a las letras, a lo que se dice, se lucen otras cosas. Pero no queremos hacer como en la época en que salió Folk, que en un año y medio, casi dos años, hacíamos tantos shows acústicos como eléctricos.

Ahí se daba por lógica, por el sonido de aquél disco. Ahora necesitan otra cosa. Además, deberían adaptar los temas a otro formato...
Ojo, eso en realidad lo hacemos todo el tiempo. Capaz vamos a un programa de radio y tocamos en ese formato, ahora grabamos unos videítos que salieron en Indiefolks y están hechos así, algunos están grabados acá mismo. Se disfruta también.
Así que no es que dejamos de tocar en algún momento, por ahí no queríamos hacer las fechas siempre en los mismos lugares, y le dimos más bola a las fechas en lugares más copados.

Son exigentes en cuanto a los lugares, el sonido...
Mirá, te podría decir que sí pero llega un momento cuando decís “basta, hace tres meses que no tocamos. Vamos acá, listo”. Uno es exigente pero a la vez necesita tocar. No por una cuestión de carrera, de que no da desaparecer por la gente… Por uno mismo. La banda no es distinta en vivo que en la sala de ensayo.

(Las fotos en ByN son de Martín Santoro, al igual que la foto de portada del disco, cuyo arte es de Pablo Font. La foto sepia la saqué yo).

11 comentarios:

Ale Do Carmo dijo...

Muy buena la nota!!

Anónimo dijo...

Hermoso disco. Manza parece muy copado no? Sus letras son buenísimas!

santiago segura dijo...

Gracias Ale!
Y quedan dos partes muy buenas todavía.

Anónimo, la pasé muy bien y Manza fue súper buena onda.

Salud!

winston smith dijo...

¡Qué lujo poder darse el gusto de hablar a un tipo tan interesante como Manza!

Coincido con lo del título, me pareció genial desde que leí por primera vez que iba a llamarse así.


Espero con ansia (en Plaza Francia :P) el resto de la entrevista

Federico Anzardi dijo...

Buena nota!
Pregunta: ¿el disco que se ve en la primera foto es Al Flaco, dale gracias!?

la perla irregular dijo...

tremebunda!

grande tucho.

santiago segura dijo...

Winston, entre hoy y mañana estará por aquí la segunda parte. Un lujazo, ahora sólo falta Minimal para completar el trío!

Cadorna, me fijé en la foto original -sin retoques- y aunque parece, no es. El disco que decís, supongo, es el que parece una agenda.
Y es "Los extraños nunca dicen adiós" de Pablo Krantz, uno de los tantísimos discos en los que participa Manza. Podía ser "Al Flaco..." porque también estuvieron ahí!

Gracias Pablo. Presten atención a la segunda parte!


Salud.

Dante dijo...

créaslo o no, el que está sentado atrás de manza y juan en la última foto de la nota soy yo

ja!

santiago segura dijo...

Por qué no creerlo? El problema es que tengo un monitor viejo en casa, la foto es oscura y... no te veo!

A qué se dedica amigo Dante?

Dante dijo...

a la música. tocando produciendo y como técnico también. más o menos como estos dos cráneos que salen en la foto conmigo sólo que ponele 763548274 escalones menos groso.
(por ahora...........)

esa foto es de cuando se grabaron las cuerdas del último disco de coiffeur en ION.
yo recién empezaba a estudiar grabación y tuve la suerte de que que pin que pan se dio que pude ir a las sesiones. estuvo muy bueno. juan, manza y guille son una masa los tres.

santiago segura dijo...

Buenísimo! Me gusta esa fe entre paréntesis.
Manza conmigo fue súper buena onda; a Juan y Coiffeur no los conozco aunque una nota con el peluquero no estaría nada mal... el tiempo dirá.

Salud!