lunes, 27 de septiembre de 2010

Todo es rosa acá

No tengo mucho que decir, digamos. Nada más que me hechiza esta chica de acá arriba: cómo canta, lo natural que es para ser superficial (?)... y lo buena que está, por supuesto y para qué negarlo (si es imposible no destacarlo, está a la vista). Escuchen su MTV Unplugged -ni me gasto en subirlo, es más fácil encontrar discos de Perry que de Beatles- y después me dicen si caen rendidos o no ante sus encantos. Sí, sí, todo es rosa, pero esta vez no empalaga sino que derrite. Encima me acabo de enterar que comenzó su carrera como niña cantora religiosa. Mejor paro acá.

Otro día les cuento de algún disco de alguna banda rara de alguna de esas que se supone que algunos debemos hablar. Kisses (?).

viernes, 10 de septiembre de 2010

DOS CANCIONES: para empezar, ellos cuatro

Nueva sección si es que existe alguna sección en este no-espacio. Vendría a ser así el juego: dos canciones de un mismo intérprete -comentadas por mí, claro-, elegidas por poseer algún elemento mágico en su melodía, letra, orquestación o lo que sea. Es decir: nada nuevo bajo el sol.

Para hacerla más larga: me resulta interesante entrar al mundo de un músico por una o dos piezas. Si lo pensamos, siempre es así. Escuchás por primera vez una canción que se te hace atractiva, por potente, por sutil, por original, por clásica… lo que sea, pero por algo que te mueve; preguntás quién es, o el tipo de la radio te lo dice. Y así llegás, por ejemplo, a los Beatles. Dos canciones son suficientes para intentar explicar o comprender -sin resultados, muy claros, por supuesto - a un artista, su entorno, su época, su búsqueda y su manera de crear.
En esta sección, las Dos Canciones podrán tener relación o no; estar en el mismo álbum o ser de épocas completamente distintas. Ya irán viendo. Era inevitable comenzar con The Beatles, y aclaro algo: no sé si son mis dos canciones favoritas de los de Liverpool. Sí son dos canciones que por algún motivo deseé comentar. Punto, vamos al grano.


Canción uno: I’ll be back
Autores: John Lennon / Paul McCartney
Álbum: A hard day’s night (1964)

Para comenzar, una perla oculta de la Beatlemania. Este tema aparece al final de A hard day’s night -de hecho, es el último track del disco- como si nada, después de una You can’t do that que palidece y queda casi ridícula a su lado. Un la mayor y arpegiado da paso, a los cinco segundos, a esas eternas voces tan increíblemente armónicas. Es notorio que tanta simpleza nos siga moviendo así, casi cincuenta años después, pero son y serán voces que nacieron para sonar juntas. Y sé que no estoy diciendo nada nuevo pero sé a la vez que tengo que repetirlo porque me sigue maravillando. Sepan disculpar si les pudre.
Cuando empiezan a cantar, aquél la mayor del inicio se vuelve menor, es decir, cambia el mood del tema: quien sepa un poco nomás de música, sabe que lo “mayor” da alegre y lo “menor”, triste. Primer detalle, primer punto para los Beatles, que parecen decirnos: te hice un disco arriba… y te lo cago al final.
La letra -sí, algo tonta- habla de un tipo al que le rompen el corazón pero siempre retorna a las redes de su dama. Esta vez, el tipo -don John- amenaza con no volver. Quizá las líricas, como les dicen los yanquis, sean lo menos importante de la canción… quizá no, claramente lo son. Me retracto.
Lo notorio de I’ll be back está en las voces y en su estructura: los muchachos no necesitaron de un estribillo, ya que la estrofa es lo suficientemente buena y desoladora como para requerir un complemento. Si bien tiene parte A y B, al menos yo no considero que cuando cantan “I love you so…” -escúchenla- el tema esté pasando a un estribillo hecho y derecho. No es el caso de canción triste con estribillo apesadumbrado y épico. Lo que sí tiene I'll be back es un puente, una variación o como le quieran decir, que le queda muy bien aunque casi pase desapercibida.
Para colmo: en el tema tampoco hay solo alguno, los instrumentos van derecho viejo siguiendo la melodía -apenas si hay algunos arreglos de guitarra “criolla”-, la vuelta de acordes de los versos es brevísima... y cuando te querés dar cuenta, el fade-out se está llevando a los Beatles de tus parlantes.
Es así: la magia de estos cuatro a veces era fugaz como I’ll be back... qué suerte que ahora le puse repeat al equipo para escribir esto. Les juro que se disfruta una y otra vez y para siempre.


Canción dos: Good night
Autores: John Lennon / Paul McCartney
Álbum: The Beatles (1968)

Otra canción de cierre, lo hice sin darme cuenta. En este caso, la canción de cuna más genial que hay en el mundo, al menos del pop / rock (junto con Sunday morning de VU). No me vengan con Babies go Beatles, a los pibes hay que ponerles de una a los originales.
La primera particularidad de Buenas noches: el único beatle que participa del tema es... ¡Ringo! No sé en cuántas canciones del catálogo del grupo sucede que uno hable por todos (en Yesterday seguro, debe haber alguna más por ahí) pero encuentro aquí un detalle divertido, si pensamos que durante las sesiones de grabación del Blanco, Ringo abandonó la banda por un tiempo, podrido de que no lo valorasen. Nunca lo sabremos pero, además de la batería adornada por un ramo de flores a su retorno, puede que Good night haya sido la otra manera de decirle al Simpson olvidado, “ahí tenés, cerrás el disco vos, no rompas más las pelotas”.
El gran Starkey se encarga de ponerle la voz a una melodía simplísima, en la que es su mejor interpretación vocal: el tono en el que canta, la onda de la melodía y los “mmm” de la variación, todo, suena impecable con la orquesta que lo adorna de fondo -esas joyitas que les conseguía George Martin cuando a ellos se les cantaba, como veinticinco músicos de sesión. El clima generado transmite un sosiego total, después del disco-volcán que pasó (el tema anterior es la controversial Revolution 9 y además en el volumen 2 están, por citar algunos títulos, Savoy truffle, Helter skelter y Birthday). Entonces, el juego de opuestos otra vez funciona, y Ringo sale ganador absoluto.
Eso sí, el tema, sabemos, no lo compuso Starr: John Lennon lo concibió para su hijo Julian cuando el pibe tenía cinco tiernos añitos. Y sí, esta gente es todoterreno.